El sistema craneosacral es uno de los sistemas que constituye el organismo. Este envuelve el cerebro y la médula espinal, por lo que tiene la función de mantener el medio en el que se encuentra el Sistema Nervioso Central, de ahí la importancia de esta técnica que aunque es muy sutil es extremadamente potente. Las meninges, los huesos del cráneo, el sacro y el líquido cefalorraquídeo son las otras estructuras que componen este sistema. La fluctuación de este líquido genera un pulso que se denomina Movimiento Respiratorio Primario y que se extiende al resto del cuerpo por el sistema fascial llegando a cada rincón del organismo como si tiramos una piedra a un lago en calma.
El sistema fascial conecta todas las estructuras del cuerpo por lo que una restricción en ellas puede alterar a su vez distintas partes del cuerpo provocando diferentes alteraciones.
“Podemos entender las fascias como un jersey de punto, si el jersey se queda enganchado en un clavo, podemos seguir las líneas de tensión a puntos muy alejados del clavo.”.
En condiciones de salud, este ritmo se siente con unas características determinadas (frecuencia, fuerza, amplitud, etc) que se pueden ver alteradas en presencia de enfermedades, traumatismos, tensiones o problemas emocionales, entre otros. Si este sistema falla, puede repercutir en los otros sistemas que forman la totalidad del organismo ya que todos están conectados entre sí.
El terapeuta entrenado detecta estas alteraciones o restricciones restableciendo los procesos fisiológicos del organsimo. La terapia craneosacral surgió a finales del siglo pasado de la mano del Dr. William G. Sutherland, osteópata estadounidense, siendo un método en el que el cuerpo cumple un rol “participativo” en los procesos de curación.
¿Qué se puede tratar con terapia craneosacral?
Son muchas las enfermedades y alteraciones que se pueden tratar con esta terapia complementando el resto de tratamientos veterinarios convencionales: problemas del sistema inmune, dolores o alteraciones musculoesqueléticas (artrosis, displasia, bloqueos articulares, hernias discales, fracturas, contracturas, distensiones, puntos gatillo, etc). También es extremadamente eficaz en problemas orgánicos ya que integramos técnicas que provienen de la osteopatía visceral para devolver la correcta movilidad y motilidad de los órganos haciendo que estos funcionen correctamente (insuficiencia renal, enfermedades hormonales, alteraciones en el sistema digestivo o respiratorio, etc).
Tratamiento de cicatrices: una cicatriz genera adherencias que con frecuencia llegan a tendones, ligamentos o músculos, algo que puede restringir la movilidad articular. También puede comprometer órganos impidiendo su correcta funcionalidad. Un ejemplo podría ser en el caso de las esterilizaciones de perras y gatas donde se produce una incisión abdominal para extirpar los ovarios y el útero. Una mala cicatrización de esta puede ocasionar dolores y problemas de columna (vértebras torácicas y lumbares, caderas, sacro), alteraciones en el proceso de la digestión o en la eliminación de desechos (vejiga, colón, recto). Con esta terapia tratamos de forma eficaz en muy poco tiempo las cicatrices, soltando y liberando todos los tejidos y estructuras implicadas.
Además es una excelente herramienta para ayudar a reducir estrés y ansiedad ya que esta terapia actúa directamente sobre los centros neurológicos del sistema parasimpático (encargado de mantener un estado corporal de descanso, relajación y salud) y en las reacciones hormonales (fuertemente implicadas en los procesos comportamentales y emocionales) siendo un magnífico complemento en el tratamiento de problemas de conducta de nuestros animales.
En perros y gatos de edad avanzada los beneficios son realmente increíbles ya que al ser un tratamiento integral actúa a nivel físico, repercute en el estado emocional y la respuesta mental del animal, mejorando en todos los aspectos su calidad de vida: elimina dolor y malestar general, aporta energía y vitalidad, mantiene la funcionalidad de los órganos (muy importante en esta última etapa de su vida) y retrasa el envejecimiento cerebral.
¿Cómo es una sesión?
Durante las sesiones las manos se colocan por distintas partes del cuerpo del animal (dependiendo de lo que vayamos encontrando), el animal enseguida percibe que es algo bueno para él y entra un profundo estado de relajación sintiendo una sensación de bienestar general . Las sesiones suelen durar entre una hora u hora y media y la frecuencia de estas las marca la evolución del paciente, siendo importante dejar el tiempo necesario entre una y otra (dependiendo de cada patología) para que se puedan percibir los cambios y mejoras.