domingo, 27 de octubre de 2019

La mandíbula de los perros, la gran olvidada.




La mandíbula de los perros es la gran olvidada en cuanto a salud integral se refiere. Esta parte de la anatomía canina está implicada en numerosos procesos fisiológicos tales como la masticación, deglución, protección del cerebro, audición, vocalización, absorción de estrés y de problemas emocionales (ansiedad, rabia contenida, frustración, reactividad, agresividad, miedo).

Es muy común oír a distintos profesionales y terapeutas de la salud animal decir que la mandíbula es para los perros lo que las manos para nosotros. Es su medio para agarrar y coger cosas y tiene mucha sensibilidad. 

Me atrevería a decir que absolutamente todos los perros, en menor o mayor medida, tiene la mandíbula con algún tipo de sobrecarga, ya sea por su utilización funcional, problemas de comportamiento, materiales y/o paseos inadecuados, determinados deportes donde se fomenta la mordida, utilización de ciertos juguetes, etc. 


Es necesario abrir la mente (y el tratamiento) y aunque yo soy una firme defensora de la masticación en perros ya que tiene muchos beneficios tanto a nivel físico como emocional, no debemos olvidar que sus estructuras implicadas deben tener una salud óptima. Es necesario valorar la movilidad, posibles bloqueos y restricciones, puntos de dolor... , y poder devolver la funcionalidad a esta parte de la anatomía que tanto usan los perros.

En terapia craneosacral hablamos siempre de que todo el organismo está conectado entre sí y una restricción en una parte compromete el correcto funcionamiento del resto. Todo guarda relación.




La ATM (articulación temporomandibular) articula las dos ramas mandibulares con el resto de huesos del cráneo. Esta articulación permite una amplia apertura y cierre así como deslizamiento lateral de la mandíbula. 
El cráneo, a su vez por medio del hueso occipital se conecta con la columna vertebral a través de las  dos primeras vértebras cervicales (Atlas y Axis) para crear un engranaje perfecto con el resto de la columna vertebral. 
Si tenemos una restricción, una torsión o una sobrecarga en la ATM, puede crear un desajuste a nivel cervical desviando el resto de vértebras de su eje fisiológico. Esto a su vez nos puede generar puntos de presión en terminaciones nerviosas que si no son resueltas a tiempo podrán derivar en otras disfunciones:  articulares, de tejidos blandos y orgánicas.

Otro hueso muy importante que también se debe valorar es el hioides, que es un punto de encuentro de músculos que vienen desde el cráneo, lengua, faringe, escápulas o incluso orejas.

Además de las estructuras óseas, deberemos tratar los distintos tejidos blandos, ya que si liberamos una tensión mecánica articular sin haber tratado las cadenas musculares y fascias implicadas en la lesión, las restricciones no se solucionarán por completo y el tratamiento no será efectivo. 

Por último cabe resaltar la cantidad de nervios que están ubicados en la región craneal y que pueden ser presionados o alterados generando sintomatología muy variada e inespecífica. 

Muchos animales pueden tener sobrecarga en la ATM sin mostrar  signos visibles, en otras ocasiones si nos pueden dar pistas como:

- Cabeza baja por debajo del dorso

- Dolor de cabeza (ojos semicerrados, preferencia a estar solo y en lugares escondidos y oscuros)

- Ojos asímetricos

- Tener una oreja más alta que otra

- Dolor en boca

- Dolor en cuello

- Rigidez en cuello

- Dolor en hombros

- Ladeo de cabeza

- Dificultad para masticar

- Salivación excesiva

- Temblor de mandíbula o castañeo de dientes

- Crepitación en mandíbula

- Irascibilidad


En terapia craneosacral tratamos de forma eficaz este tipo de alteraciones o disfunciones, siendo lo ideal siempre las sesiones preventivas ;)





Fotografías: pixabay, 3D Dog Anatomy