jueves, 21 de julio de 2016

La relación entre el dolor de espalda y los problemas de comportamiento en perros




"El dolor puede cambiar a cualquiera, perro o humano, incluyendo su juicio y su conducta. El dolor altera el razonamiento mental y la percepción de las cosas que nos rodean". 


                                                Emma Fretwell (Quiropráctica)


Todos los profesionales que trabajamos con animales deberíamos tener como prioridad el bienestar del paciente, tanto a nivel físico como psicológico.

Para esto deberíamos conocer los múltiples factores que intervienen en su estado de salud, estar en continua formación, reciclando y adquiriendo nuevos conocimientos e incorporando los cambios que sean necesarios para una buena praxis, ética y de calidad.

A los veterinarios, quiroprácticos y fisioterapeutas se les suele requerir para tratar los problemas físicos que sufren nuestros animales y a los educadores, adiestradores y psicólogos caninos se acude cuando los daños que sufren son emocionales y de tipo comportamental. Ahora bien, si todos sabemos que el dolor y malestar intervienen en el carácter, percepción y respuesta al entorno de los pacientes y viceversa, es decir, el sufrir problemas emocionales y de comportamiento también origina lesiones musculoesqueléticas, ¿por qué no trabajar conjuntamente y tratar al paciente en su totalidad?

En muchos países antes de empezar tratamientos de modificación de conducta, los pacientes son examinados por veterinarios y/o fisioterapeutas para descartar posibles lesiones o dolores, y de existir, poder proporcionarles un tratamiento adecuado para ello. Es obvio que la capacidad de aprendizaje se reduce notablemente si físicamente el animal no está bien.

Es muy frecuente que los perros con problemas de comportamiento sufran algún tipo de dolor. Ellos no lo expresan de la misma manera que nosotros, no nos pueden señalar dónde les duele y no nos piden ayuda.

Los perros que sufren dolor lo expresan unos con nerviosismo ( estando activos la percepción del dolor es menor), se muestran más irritables, otros a menudo buscan la soledad, disminuye su interés por relacionarse, y en un número de casos muy elevado muestran agresividad. Este tipo de perros son catalogados  como "perros problemáticos" sin ni siquiera investigar cuales son las causas que pueden estar provocando ese comportamiento, no son tratados ni con terapia contra el dolor ni educativa.


Anders Hallgren (psicólogo y conductista canino) realizó un interesantísimo y riguroso estudio del que posteriormente editaría su libro "Problemas de espalda en perros. La causa subyacente de los problemas de comportamiento", donde investigó la relación de los dolores de espalda como una de las causas más frecuentes en los problemas de comportamiento en perros.

Dicho estudio lo realizó en conjunto con especialistas en quiropráctica y evaluó tanto el comportamiento descrito por los dueños como el estado general de la columna de más de 400 perros. 

Los resultados son muy significativos: un 63% de los perros presentaba algún tipo de lesión en la columna que les provocaba malestar, dolor o limitación del movimiento. La localización fue la siguiente: el 72% se localizaba en la zona lumbar, el 67% en la zona torácica y el 27% en la zona cervical (de estos un 91% había estado expuesto a tirones continuos de correa y muchos de ellos al uso de collares de ahogo y de pinchos). El que la suma de porcentajes supere el 100% es debido a que muchos perros sufrían dolores en más de un punto de su espalda. Es muy frecuente que esto ocurra debido a los cambios compensatorios que se producen a nivel musculoesquelético. 

A este dato es importante sumar otro muy interesante: de los perros con problemas de espalda un porcentaje muy alto (55%) mostraba problemas de comportamiento (un 42% agresividad y un 13% timidez o miedo).

Otro estudio a tener muy en cuenta es el realizado por el veterinario Are Thoresen sobre los efectos perjudiciales de los collares para perros y de los tirones de correa: "He hecho un seguimiento de 350 perros en mi clínica, centrándome en las lesiones de cuello. El 78% de estos perros tenía lesiones en el cuello. La mayoría de ellos (98%) usaba collar, y ninguno arnés".

La zona del cuello, al contrario de lo que piensa mucha gente, es especialmente sensible. Con la utilización de collares como los de ahogo o pinchos se pueden producir cefalea, lesiones en los ojos por la presión intraocular, daños en tráquea que pueden llegar incluso al colapso, lesiones graves en cervicales, un mal funcionamiento del riego sanguíneo, heridas profundas, estrés, cambios de carácter, etc. 

Sin necesidad de ser un entendido en veterinaria y comportamiento podemos observar como un perro al tirar con este tipo de collares tiene las mucosas congestivas o rojo brillante (debido a una mala circulación sanguínea), congestión ocular, jadeo excesivo y respiración forzada. Además de ser mas que evidente que muestran un estado emocional negativo.




Los tirones de correa bruscos provocan un efecto similar al del "latigazo cervical" en los accidentes de tráfico. Tal vez si pensamos en esto, nos sea más fácil ponernos en el lugar de nuestros perros y entender el daño que les estamos produciendo.

Todos los profesionales deberíamos analizar el uso de collares y correas y en la medida de lo posible aconsejar sobre la utilización de arneses.

Sobre el uso de collares de ahogo y de pinchos

En muchos países como Suiza, Austria, Nueva Zelanda o Australia existe una ley que prohíbe el uso de estas herramientas de castigo, y en otros como Alemania se está trabajando en esa línea para que se haga efectiva su prohibición. Aquí, en España, tan solo Barcelona ha sacado una ordenanza (aprobada en Octubre de 2014) donde se prohibe el uso de collares que funcionen provocando asfixia al animal (nudo corredizo) o haciendo presión con pinchos en el cuello sean de cualquier material. El no cumplir con esta normativa comporta sanciones de hasta 400€.




Existen muchos llamados "profesionales" que dejando expuesta su poca capacitación y su nula empatía hacia los perros, se amparan en la falta de regulación oficial de la profesión y siguen recomendando este tipo de "herramienta educativa". Hay muchos perros que aun con ellos siguen tirando dejando a un segundo plano el dolor que sufren porque la ansiedad que padecen en ese momento es superior. Además, si un perro se interesa por un olor, persona, perro o cualquier otro estimulo del exterior y recibe un latigazo por adelantarse, asociara que todos ellos son hostiles y que le provocan dolor. Con estas técnicas se está dañando gravemente el estado físico y emocional de un elevado número de perros y el vínculo que les une con sus respectivos compañeros humanos.

Tampoco son recomendables los collares con lazo rodeando el hocico ya que los impactos que se producen al tirar son secos y bruscos y recaen directamente en la zona cervical. 

Actualmente para que un perro deje de tirar en el paseo no es necesario el uso del castigo, esto se puede resolver con ejercicios educativos y /o alternativas al collar, como los arneses antitiro. Una vez que el perro haya aprendido a no tirar y a pasear de una forma tranquila y equilibrada lo ideal sería cambiarlo por un arnés ancho y cómodo. 

¿Quién quiere estar al lado de alguien que te provoca dolor? Os recomiendo que echéis un vistazo al siguiente informe realizado por AVATMA en el que hablan profundamente del tema: https://avatma.org/2016/04/03/informe-sobre-el-uso-de-los-collares-de-pinchos-y-asfixiantes-en-el-perro/

Las lesiones graves de columna y los casos de agresividad, son causas muy frecuentes de eutanasia en la clínica veterinaria. Es nuestra responsabilidad educar y concienciar a las personas sobre estos temas para evitar estos tristes finales. Ellos, sin duda, lo harían por nosotros. 












No hay comentarios:

Publicar un comentario