Actualmente la esperanza de vida de los perros ha aumentado de manera considerable gracias a la mejora en alimentación, los grandes avances médico-veterinarios tanto a nivel diagnóstico, preventivo y de tratamiento, la incorporación de cuidados emocionales y cognitivos y la aplicación de terapias complementarias no invasivas.
El objetivo de cada uno de nosotros debería ser dar más calidad de vida a los años de nuestro perro y no solo sumar más años a su vida. Debemos ponernos como meta que nuestros perros mayores sigan envejeciendo con una buena salud física y psicológica y en este sentido hay muchas cosas que nosotros podemos hacer.
Debe quedarnos claro que el envejecimiento no es una enfermedad, es una etapa más de la vida, con sus necesidades y características específicas como pueden ser la etapa de cachorro, la de adolescente o la de adulto. Simplemente debemos conocer cuales son y de que manera podemos cubrirlas.
Es necesario conocer en qué consiste esta etapa y los aspectos importantes a tener en cuenta.
Los que trabajamos con animales nos encontramos a diario con frases como:
“Mi perro se pasa el día durmiendo, apenas se puede mover, ya no juega y ni siquiera quiere salir a la calle. Pero vamos, lo normal, si es que es muy mayor…”
Es muy triste escuchar esto porque no, NO ES NORMAL, cuando un perro se encuentra en este estado algo preocupante está pasando. O bien tiene dolor, o está sufriendo una enfermedad en silencio, o tiene tal infraestimulación que el aburrimiento ha pasado a ser su modo de vida.
Es el momento de analizar minuciosamente la vida del animal al completo en todas sus dimensiones y detectar posibles patologías o zonas de mejora para devolver las ganas de vivir a nuestro mejor amigo.
El envejecimiento de nuestros perros comienza mucho antes de lo que la gente se piensa. Empieza a los 5-8 años de edad según raza, tamaño, estilo de vida, cuidados que haya llevado ese perro (dieta, lugar de descanso, vida en interior o exterior, ejercicio, estimulación mental, vida en protectora, etc). Como veis es algo más complejo que una cifra numérica.
En esta etapa se producen muchos cambios en su cuerpo tanto físicamente: aparecen canas, la musculatura se atrofia, la dentadura se estropea, la vista y el oído pueden verse alterados, existen cambios hormonales… como psicológicamente: su sistema nervioso se deteriora, se vuelven más vulnerables, necesitan más compañía y contacto, etc.
Además con el paso de los años aumentan las probabilidades de que aparezcan ciertos problemas de salud por lo que es fundamental realizar chequeos anuales completos para poder prevenir y tratar a tiempo cualquier complicación que pueda aparecer. En ellos os recomiendo que a parte de las pruebas diagnosticas que se suelen hacer en este tipo de exámenes para detectar posibles enfermedades o patologías, se realice también una valoración funcional a nivel musculoesquelético para detectar posibles focos de dolor, inflamación o reducción de movilidad, además de un análisis de su estado mental, ambos muy importantes para tener una salud plena.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es el de cubrir las necesidades en nuestros perros (y no me refiero solo a las de primer orden). Esto cobra aún mayor importancia cuando son animales con cierta edad, no deben tener ninguna carencia importante:
- Agua limpia y fresca a disposición las 24 horas del día.
- Alimentación adecuada: acorde a su estado de salud y a sus necesidades energéticas. Importante evitar la obesidad ya que es un factor de riesgo para muchas enfermedades como problemas ortopédicos y cardiovasculares, entre otros.
- Ciclo sueño-vigilia: debemos tener en cuenta que los perros pasan de media unas 15-18 horas durmiendo (algunos perros mayores más), por lo que deben disponer de una cama confortable y mullida, en un lugar limpio y seco, y respetar sus horas de sueño para que obtengan un descanso reparador.
- Hay que tener especial cuidado con la termoregulación, ya que nuestros perros mayores pierden temperatura más fácilmente.
- Ejercicio físico: adecuado a cada individuo en concreto ya que mantiene activo su cuerpo y su mente.
- Estimulación mental: para retrasar el envejecimiento cerebral y prevenir el síndrome de disfunción cognitiva (el equivalente al alzheimer en personas).
- Afecto y contacto: ya hemos mencionado la importancia del cariño y la atención en esta última etapa, casi idéntico al de los cachorros. Hacer actividades conjuntas y juego es una excelente manera de cubrir esta necesidad.
- Seguridad: establecer unas rutinas en la que el perro sea capaz de preveer lo que va a ocurrir le ayudará mucho en este sentido.
- Curiosidad: necesidad imprescindible durante toda la vida del perro.
- Utilización de ayudas técnicas cuando se necesiten (chubasqueros para evitar la humedad, comederos y bebederos a altura adecuada para no forzar cuello y espalda, protectores de almohadillas) o para facilitar ciertos aspectos de su vida diaria (rampas o escaleras para subir al coche o al sillón, suelos que eviten que se resbalen...).
Por último recordar uno de los puntos que lamentablemente más se descuida y que es realmente importante para tener una buena calidad de vida: el control del dolor. Desgraciadamente está presente en la mayoría de los casos de perros mayores. Muchas veces no nos damos cuenta ya que muchos no se quejan, lo sufren en silencio y a veces es muy complicado detectarlo.
Aquí os voy a nombrar algunos signos que nos pueden indicar que es posible que nuestro mejor amigo este padeciendo dolor:
- Irascibilidad o agresividad: este signo es muy frecuente en perros con dolor, y no solo en los de edad avanzada, de hecho muchos problemas de comportamiento en los que aparece agresividad tienen su origen en el dolor.
- Nerviosismo o excitabilidad: muchos perros tienden a estar activos el mayor tiempo posible ya que así no son conscientes del dolor que padecen.
- Apatía, decaimiento o depresión: hay perros que prefieren aislarse para estar tranquilos y sufrir “en silencio”.
- Ojos vidriosos
- Vocalizaciones: cuando esto ocurre el dolor que están padeciendo es de un nivel muy alto.
- Alteraciones en la micción y/o defecación: en la micción como no levantar la pata en el caso de los machos o que se les abran las extremidades en el caso de las hembras. Y en la defecación, animales que defecan moviéndose, avanzando con pequeños pasos en lugar de quedarse quietos en un mismo lugar.
- Estirarse de manera excesiva: es normal y bueno que los perros se estiren, pero hacerlo en exceso nos puede indicar problemas de espalda.
- Cambios del pelo en determinadas áreas: en zonas de dolor, el color del perro puede cambiar o incluso pueden aparecer cambios en el grosor y dirección del pelo, a veces se producen remolinos.
- Cambios de temperatura en el cuerpo: puntos calientes en determinadas zonas nos puede indicar la existencia de dolor e inflamación.
- Lamido excesivo o incluso automutilación: muchos perros intentan calmar las molestias lamiéndose una zona en concreto incluso pueden llegar a morderse.
- Signos de estrés y/o ansiedad: uno de los principales estresores en perros es el dolor. En casos extremos pueden llegar a aparecer esteriotipias (movimientos, posturas o vocalizaciones repetitivas o ritualizados sin un fin determinado).
- Falta o exceso de apetito: pocas ganas de comer debido al malestar general o aumento de la ingesta de alimento producido por la ansiedad.
- Posturas antiálgicas: postura que se adopta con el fin de evitar dolor. Ejemplo: grupa caída, espalda encorvada, extremidades abiertas, cuello estirado y hacia abajo, retroversión de la pelvis.
- Piloerecicón: pelo erizado en determinadas partes del cuerpo.
- Temblores
Ya hemos conocido un poco más a fondo lo que ocurre en el cuerpo y la mente de nuestros perros en su última etapa. Mas adelante veremos que podemos hacer nosotros para ayudarles a que su calidad de vida mejore.